martes, 25 de septiembre de 2012

MI VALOR

Hola chicos de nuevo, les contare otro cuento sobre el valor que tiene una personas pues se basa en un cuento así inicia:

Saliendo de la escuela intentando un poco de quitar ese estrés, me acuesto en aquél parque al que solía ir de pequeña, ya que pase los momentos más felices de mi vida como el de un conejo al encontrar un kilo de zanahorias. Mientras pasaba el tiempo, en una roca muy cercas de ahí se empezó a ensanchar y engrandecer dejándola con una puerta en medio, tenía miedo al pasar, pero puse mi valor en práctica y entré.
Estaba demasiado obscuro, hasta que vi una luz, una luz que me consumía tras sus rayos que tocan mi piel en el fondo de aquella cueva así que la seguí, cuando iba introduciéndome más en esa cueva, noté cosas muy tenebrosas como por ejemplo; habían murciélagos en el techo de la cueva, el piso extremadamente mojado como los rocíos de agua que caen al suelo tras una lluvia intensa, pero ya sabía que los murciélagos estaban arriba de la cueva, imagínense lo que pensé de que era el agua que estaba ahí, en ese momento mi estomago se sintió como un huracán que arrasa con todo lo que tenga a su alrededor, pero de todos modos seguí mi camino, cuando veo una espada encima de una plataforma de diamantes, pero hermosa espada, brillante como las estrellas, sus piedras color azul mar y plata. La tomé, pues de nadie podía ser y aparte, por algo la pusieron ahí debe de haber algo terrible.
Ya casi llegaba, hasta que de repente se torno una figura gigantesca, me acerque un poco más para saber que era y era una araña, pero no cualquiera era una viuda negra, no la podía matar con la espada pues anteriormente había leído que si te muerde, mueres en unos cuantos minutos.
Así que la empecé a rodear caudalosamente, me miraba penetrantemente como la mirada de una madre tras haberte regañado y efectivamente era madre, pues vi lo que tenía al lado de ella, habían huevecillos, con razón me miraba horrible, estaba cuidando sus bebes, ya una vez huido de ahí, me dirigí a ese objeto brillante que había visto en la entrada de esta cueva, era una piedra y no necesariamente la piedra filosofal, si no una piedra mediana, con un peso considerable para poder levantarla, pero al tocarla y frotarla se empezó a adherir a mí, brillaba más potente que el sol, sus rayos pasaban por mi venas, era increíble sentir esa sensación y al ver que ya era el final de la cueva salí de ahí de inmediato.
Finalmente llegue a mi casa y le conté todo a mi abuelo, pues si se lo contaba a mis padres tal vez me llevarían al manicomio, así que no y me dijo que el también entro ahí, que él en vez de una araña era un oso enorme, y le preguntaba que porque sucedió eso, y me había contestado que dependiendo de nuestros miedos, se nos presentan situaciones a nuestra medida y que solo se les aparece la cueva a las personas que pueden dar todo lo que tienen y más, me lo comento con un dicho que el siempre empleo; “Hace más el que quiere, que el que puede” y la verdad tenía razón, aunque él tenía ojos de topo y nariz de halcón veía lo que me quería decir y esa fue la experiencia que marco mi vida para siempre.
Esa fue mi historia que quería contarles, solo quiero decirles que la creatividad no tiene limites. Eso fue todo por hoy ¡BYE!

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